imágenes e historias

Hace ahora casi dos años tuve la enorme suerte de descubrir la obra de Artavazd Pelechian y poder disfrutarla proyectada en pantalla de cine. Según dicen, Pelechian rara vez abandona Moscú, pero sí estuvo presente en Madrid en 2009, en la retrospectiva organizada en la Filmoteca por los Rencontres Internationales Paris/Berlin/Madrid.

Este cineasta, nacido en Armenia (entonces parte de la U.R.S.S.) un año antes de estallar la 2º guerra mundial, fue considerado por Godard como uno de los cineastas vivos más importantes. No sé si lo es, pero desde luego, después de ver sus películas se es un poco más feliz.

Se suele catalogar su obra como documental experimental, pero realmente me parece difícil ponerle etiquetas o fronteras a su forma de hacer cine. Apenas realizó 15 películas (las últimas en los 90), la mayoría corto- y mediometrajes rodados en blanco y negro. Es considerado el creador del “distance montage”, un montaje que según sus propias palabras se “destruye” al crearse la película. Si para Eisenstein el montaje era una concatenación de planos que precisamente daba significado a cada “unidad-plano”, a Pelechian sólo le interesa la unidad de la película. Basta ver el inicio de algunas de sus películas como Habitantes o Las Estaciones del Año para ir entendiendo a qué se refiere.

Pero teorías aparte, para mí su cine es poesía visual, sin palabras ni narraciones, es lo sencillo, lo universal, lo humano. Difícil -e innecesario- expresarlo en palabras. Cuando, tras una de las proyecciones, alguien del público preguntó a Pelechian qué significaban sus películas, obviamente no obtuvo respuesta.

Os dejo con una de sus últimas películas, la maravillosa “Vida” (6:30 minutos, color, 35mm)